Astronomía Aborigen del Chaco: Mocovíes
I.
La noción de nayic (camino) como eje estructurador
Giménez Benítez Sixto, López Alejandro Martín, Granada Anahí
Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas
Universidad Nacional de La Plata
Introducción
Este trabajo, luego de sintetizar los principales conocimientos que poseemos sobre las características del Cosmos mocoví, presenta una hipótesis sobre la función del concepto de nayic en el contexto de las concepciones mocovíes sobre lo celeste. Aportamos para su análisis, datos recogidos de diversas fuentes, incluyendo nuestro trabajo de campo.
Sobre los mocovíes
Los mocovíes habitan la zona sur de la región Chaqueña, en territorio de la República Argentina. Pertenecen a la familia lingüística guaycurú. Originalmente cazadores recolectores, luego de la llegada de los españoles adoptaron rápidamente la cultura ecuestre. A partir de ese momento se volcaron a correrías montadas, por un lado contra otros grupos aborígenes (Lules, Vilelas y Malbaláes), empujándolos a las zonas de interés criollo; y por otra parte (en general formando alianzas con bandas abiponas) contra las fronteras de las Provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba y Santa Fe, esencialmente para aprovisionarse de ganado caballar [1]. El inicial predominio de las hostilidades contra otros grupos aborígenes parece haber potenciado el desarrollo de un sistema social caracterizado por un fuerte cacicazgo de prestigio hereditario: la "línea de abuelos" [1]. Con la expedición chaqueña de Urízar, en 1710, se vieron obligados a desplazar sus asientos nucleares mucho más al Sur y al Este: hacia Corrientes y Santa Fe, lo que limito sus zonas de libre movilidad y los obligó a luchar para obtener asientos nucleares en zonas originariamente no mocovíes. Ello los afectó en gran medida, y desde 1743 muchas bandas buscaban la "paz" con los criollos y permitían fundaciones misionales entre ellos (en general de breve duración) [1]. A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, el avance de la Sociedad Nacional hacia el Chaco desde Santa Fe provocó el retorno de muchos mocovíes a zonas del Sur de la actual provincia del Chaco. Actualmente los mocovíes sobrevivientes (alrededor de cinco mil) se encuentran en las provincias argentinas de Santa Fe y Chaco [2]. En esta última, se hallan los asentamientos de Colonia Juan Larrea y Cacique Catán (Colonia Gral. Necochea), donde realizamos nuestro trabajo de campo en los años 1999, 2000, 2001 y 2002.
Fuentes previas
Dentro de la familia lingüística guaycurú, el mocoví es uno de los grupos menos estudiados.
Entre los cronistas que se ocuparon de los mocovíes, se puede mencionar a los jesuitas Florián Paucke [3], José Guevara [4], Pedro Lozano [5], Nicolás del Techo [6]. Por otra parte, el jesuita Dobrizhoffer [7] aporta abundante material sobre los guaycurúes. En estos textos hay referencias a relatos míticos, algunos de los cuales están conectados con la concepción mocoví de lo celeste.
El trabajo más detallado sobre la lengua mocoví es el realizado por la Dra. Cecilia Beatriz Gualdieri [8], que aún no ha sido publicado en castellano1. Existen varios vocabularios y gramáticas de la lengua mocoví elaborados antes del siglo XX, como los trabajos del Padre Tavolini [9] y de Lafone Quevedo [10][11]. Es de enorme utilidad el Vocabulario de Alberto S. Bulckwalter [12], moderno y muy extenso, elaborado en el contexto de las misiones protestantes y su labor de traducción de la Biblia al mocoví.
Los trabajos de Roberto Lehmann-Nitsche [13][14][15][16][17], siguen siendo la fuente principal sobre la astronomía guaycurú.
No existe en la literatura ningún otro trabajo específico sobre la astronomía mocoví, por lo que nuestra primera tarea es realizar una recolección lo más completa posible de las ideas mocovíes sobre el Cosmos. Algunos resultados preliminares, ya han sido publicados [18] [19]. Este artículo, luego de un resumen de lo conocido sobre la cosmovisión mocoví, presenta una hipótesis sobre la posible función estructurante que el concepto de nayic podría cumplir en la concepción mocoví de lo celeste. En su desarrollo, presentamos versiones recogidas en nuestro trabajo de campo, de algunos de los relatos relacionados con esta idea.
Síntesis de los principales elementos del Cosmos mocoví:
El Cosmos mocoví estaría formado por tres planos: el plano central que habitan los mocovíes o 'laua, la tierra; el inframundo (región habitada, similar al anterior, que el sol ilumina cuando en la tierra es de noche); y el cielo o piguim.
Los mocovíes creen que el mundo fue destruido en varias oportunidades, estos cataclismos serían [18]: un devastador incendio debido a la caída del sol [13]; una gran inundación debida a la destrucción del Árbol del Cielo [14] y otra debida a un diluvio [20]. De estos, y otros motivos recogidos por los cronistas, sólo hemos podido confirmar el del gran incendio y el del diluvio.
Estos eventos, así como otros hitos fundacionales de la cultura humana (como la obtención del fuego), acontecen en un tiempo mítico en el que la existencia humana y animal eran intercambiables. En ese tiempo este pasaje era posible, luego ya no lo fue y la vida humana pasó a quedar claramente separada de la vida animal, perdiendo quienes quedaron como animales, el don del habla y otras habilidades humanas.
El tiempo mítico no tiene una frontera clara: se superpone borrosamente a un "tiempo histórico" que se extendería hasta la primera mitad del siglo XX. De hecho muchas veces el tiempo en que los informantes sitúan los eventos míticos se confunde con un pasado cercano (por ejemplo: principios del siglo veinte -período en que los mocovíes de la zona que estudiamos llegan a ella procedentes de Santa Fe-). A toda esta basta extensión temporal se la considera el "tiempo de los antiguos" o la "época de los abuelos", sin que sea posible distinguir claramente entre los "antiguos" que son antepasados míticos y los que son antepasados históricos de los mocovíes.
Los "abuelos" son mocovíes de ambos sexos, que viven en una época en la que la vida del mocoví se rige por las antiguas costumbres. De entre las características de esta vida resalta el hecho de que sólo se consumen alimentos "naturaleza", alimentos que se obtienen del monte, y que son conceptuados como más sanos. Debido a esta dieta, los "antiguos" no tienen problemas de salud excepto las mordeduras de serpientes (que son los grandes antagonistas naturales y míticos de los antiguos) para las que los pi'xonaq (shamanes) conocen remedios. Es una época en la que los mocovíes son "ariscos", vale decir: desconfiados de todos los no mocovíes, huraños para con ellos. Ser "arisco" se relaciona también con vivir en el monte (que es pensado como un refugio protector que ocultaba a los "antiguos" y les proporciona el buen sustento), y ser belicosos. Otra de las características de los "abuelos" es que en sus tiempos muchos eran pi'xonaq poderosos. Algunos capaces de atraer la lluvia, otros de curar las mordeduras de serpientes y otros de sanar otro tipo de enfermedades. Estos antiguos poderosos fumaban pa'a (tabaco silvestre) y cantaban para llevar a cabo la mayor parte de sus despliegues de poder.
Nuestros informantes dividen a los mocovíes en "antiguos" y "nuevos". Incluso los informantes más ancianos (por ejemplo Justino Lalecorí que nació en 1922) se auto reconocen como "nuevos" y aseguran que ya no existen "antiguos" y que desaparecieron con la anterior generación. Este cambio es visto como un cambio de era, y percibido como una pérdida.
La idea de un cataclismo futuro que acabaría con nuestra era está bastante extendida.
Piguim, el Plano celeste
De los tres planos del cosmos mocoví, vamos a concentrarnos en el plano celeste o Piguim.
El cielo es para los mocovíes una región helada, asociada a la idea de un resplandor frío. Es conceptuado como una región habitada.
Guevara lo señala como morada de las almas (la'a), aunque nuestro trabajo de campo no lo corrobora. A partir de éste, podemos afirmar que muchos de los habitantes del cielo son seres que pertenecen al tiempo mítico. La gran mayoría de estos habitantes son mujeres, lo cual refuerza la asociación, habitual entre los mocovíes, de lo celeste con la abundancia. La vinculación que establecen los mocovíes entre los fragmentos meteóricos y la suerte, podría obedecer a la misma idea [18]. Como veremos más adelante, muchas constelaciones mocovíes también están relacionadas con la idea de abundancia.
Cota (también Greta o Creta) es el nombre del "Dueño del cielo" o "Jefe de arriba". En este sentido, el cielo es concebido como una región del universo que, como todas, tiene su dueño. Debido a la fusión con el dios cristiano, es difícil delinear sus rasgos y precisar sus atribuciones
Los mocovíes poseían y aún poseen, un gran conocimiento práctico del cielo nocturno. Utilizaban la posición de la Vía Láctea, las Nubes de Magallanes y las estrellas para orientarse y calcular la hora. También conocían la época del año en que se daba el orto helíaco2 de muchas estrellas, lo cual los ayudaba a tener un cierto conocimiento del momento del ciclo anual en el que se hallaban.
El Sol y la Luna:
Respecto al Sol y la Luna podemos confirmar los dichos del Padre Guevara [4] que afirmaba que para los mocovíes el primer astro era mujer y el segundo hombre. Los nombres recogidos para el Sol son ra'aasa (gdazoa para Guevara [4]), para la Luna, shiraigo (cidiago para Guevara [4]).
Respecto a los eclipses de Sol, es para nuestros informantes conocido el que la Luna obscurece al Sol, napál chiguiñi (napalaxa es obscuridad[12]). El término napál chiguiñi también se utiliza con el significado de anochece. Por otro lado, la palabra napal designa al muerto, y la partícula -pal está asociada a la idea de borrar [12]. El evento se describe como un choque, nuestros informantes nos dan para ello, los términos nachiguit, nashta y valata. La palabra naqachiguit significa "se reúne con otro", mientras que el término natot sería "le ataca" [12] . En estas ocasiones los antiguos mocovíes golpeaban objetos y a los perros, y cantaban para que cesara el eclipse. Sobre los eclipses de Luna, recogimos el testimonio de que un "diablo" (naiapek) intenta devorarla.
Según nuestro trabajo de campo la Luna se utilizaba para medir el tiempo. De hecho la palabra utilizada para designar al mes sería shiraigo (Luna).
Estrellas en general:
El nombre en mocoví para estrella es huaqajñi. Las estrellas son concebidas, en general, como seres humanos, particularmente mujeres.
Según uno de nuestros informantes, la gente del cielo baja cuando hay peligro, y buscan agua para el aborigen. Es "gente rica" y que se distingue de los mocovíes por su poder (en el aspecto físico son iguales). Los habitantes de la tierra les tienen temor.
Los mocovíes, como muchos otros pueblos, identifican en el cielo un importante número de asterismos y estrellas individuales. Cada uno de ellos está asociado a algún relato mítico.
Constelaciones mocovíes:
El Mapiqo'xoic :
Se trata de una constelación que representa un algarrobo grande y/o viejo, (mapiqo'xoic, de mapik algarrobo y qo'xoic viejo) , que aún no hemos identificado, pero se encontraría en la región del Can Menor.
Las Nubes de Magallanes:
Estas tienen varias interpretaciones entre los mocovíes:
Con respecto a esta última interpretación, nosotros no obtuvimos ninguna versión semejante. Por otro lado, sus supuestos nombres mocovíes corresponden a "mi animal" y a guazuncho (pequeño venado) respectivamente [12].
Las Pléyades:
Según Guevara [4] las Pléyades eran llamadas por los mocovíes, Gdoapidalgate, cuyo significado sería "nuestro abuelo el Señor" [13], al cual tenían por su creador, o el fundador de su linaje (está relacionado con el término apí "abuelo" o antepasado [13], voz que nosotros recogimos como Lapi' entre nuestros informantes). También según Guevara, para los abipones estas estrellas representarían a "nuestro abuelo el Señor", que entre ellos se diría Groaperikie. El Orto helíaco de estas estrellas marcaba el comienzo del año [14] (el término para año en mocoví es ñaaxa), momento en el cual, celebraban ruidosamente su retorno y con ello el comienzo de un nuevo ciclo. Nuestros informantes coinciden con esto, pero además algunos señalan que el año comenzaría en julio, cuando vuelve el sol, dapilra'aasa . Guevara [4] comenta que entre los abipones, el comienzo del año era celebrado con una noche de bebida, chanzas y baile, acompañados de gritos y ruidos, durante la misma se "ordenaban" los futuros pi'xonaq, y se pedían dones como el de ser rápido en la caza. El tiempo en que las Pléyades estaban fuera de la vista era considerado una enfermedad del abuelo y tiempo de tristeza.
Las Tres Marías:
El término dado por nuestros informantes para las Tres Marías es Nasalaganí. En cuanto a su significado, sólo indican que se trata de tres mujeres, en algunos casos tres viudas.
Según Lehmann-Nitsche [15], las tres estrellas del Cinturón de Orión serían "las tres viejas" para los tobas. Estas tres viejas, habitarían en una gran casa con "jardín", que Lehmann-Nitsche identifica con el rectángulo formado por las estrellas c Orionis, Bellatrix, Rigel, y Betelgause de la constelación occidental de Orión. Las tres viejas custodiarían este "campo" y un gran fuego en el cielo, matando a los intrusos. Según el mismo autor estas tres viejas serían viudas (dos de ellas hijas de la tercera) [16]. Lehmann-Nitsche [13] supone (por comparación con material suyo para Tobas del Chaco Oriental) que la central de estas tres estrellas debe ser llamada "Nuestra Madre (iyatäé)" por los mocovíes, siendo la dueña del verano (tiempo en que crecería el pasto y mejoraría el clima).
Los Cercos:
Con el término cerco (qo'parit en mocoví) se designa un corral circular de palo a pique. Según Lehmann-Nitsche [21] estos cercos representarían terreno desmontado y cercado para el cultivo de roza. Este autor no identifica constelaciones relacionadas con este concepto entre los mocovíes u otras etnias guaycurúes. Nosotros hemos podido encontrar entre los mocovíes:
El Pohe, el Ratecsan y el Qaqare:
Estas tres aves rapaces (los jotes de cabeza colorada y negra y el carancho), aparecen jugando roles intercambiables en los importantes relatos mocovíes sobre el diluvio y el robo del fuego.
El Qaqare:
Qaqare, el Carancho es, en la mayor parte de las versiones mocovíes, el protagonista del importante relato del robo del fuego. En éste el Qaqare, por medio de un engaño, roba a la "jefa del monte" unos tizones encendidos, sale volando y al escapar golpea los tizones entre sí y va incendiando el monte, hasta que se queda sin fuego. Los mocovíes recogiendo brazas de este incendio consiguen el fuego y por ello comen carne cocida, y los animales carne cruda. El Qaqare es identificado por algunos informantes con la estrella Antares.
Según indica Lehmann-Nitsche [17], los vilelas de la reducción de Quitilipi (donde están muy mezclados con mocovíes) tienen una estrella o constelación del carancho, yajtaléi, que él sugiere que podría ser el águila de los tobas, yanegraló, a la cual cree identificar con la estrella α Eridani.
El Pohe:
El Pohe o Pirai: Nuestros informantes mocovíes dan este nombre a un ave de plumaje negro, con la cabeza calva y colorada. Según su descripción planea de día y come sólo víboras. Hay una estrella colorada asociada a esta ave. Dado que algunos informantes la han identificado con la estrella Aldebarán y otros con la estrella Antares, tal vez el nombre de Pohe designa a cualquier estrella roja y brillante que sea visible en determinado momento. También hay cierta confusión entre esta estrella y la que se designa con el nombre de Qaqare (el Carancho) de la cual ya nos ocupamos. Según algunos relatos, el Pohe sería el primero de los exploradores enviados por Cota luego del diluvio que mencionáramos al comienzo del trabajo.
El Cuervo:
El término ratecsan designa al "cuervo" o jote negro (Coragyps atratus). Para algunos de nuestros informantes, sería el Ratecsan (y no el Qaqare ni el Pohe) el protagonista de la historia del robo del fuego y la del diluvio (con un papel muy semejante al del relato bíblico). El jote negro y el de cabeza colorado son bastante similares, lo que podría haber favorecido la confusión.
Venus:
Lehmann-Nitsche [16] registra para los tobas del Chaco Oriental el término tshi ishí para Venus matutina. Para estos sería una mujer que huyó al cielo escapando del incendio universal. Una figura del juego de hilos yoronilalakté, representaría al lucero del alba. Para los tobas del este virshi sería Venus vespertina (de avit, tarde). Para los mocovíes recoge el término neetegce "la que va antes del día" (de n-ectée, mañana) referido a Venus matutina. [14]. Nuestros informantes nos dan el término nete´ese para Venus matutina (nete´e: mañana) y virse para Venus vespertina (lavit: a la tarde). Nuestros informantes las consideran dos objetos diferentes, y a ambos mujeres.
Los Planetas:
No hemos recogido nombres para otros planetas aparte de los ya dados para Venus. Lo mismo vale para Lehmann-Nitsche, Guevara y las demás fuentes. Nuestros informantes mencionan el término latantec "estrella que se mueve" que podría identificar a los planetas distinguiéndolos de las estrellas.
Hasta aquí hemos hecho un resumen de algunas de las características generales de las concepciones mocovíes sobre el Cosmos, en particular sobre le celeste. Ahora abordaremos algunos aspectos que consideramos especialmente relevantes para comprender la forma en que los mocovíes estructuran este plano superior o Piguim.
El nayic o camino
El término mocoví nayic y sus correspondientes en las otras lenguas guaycurúes (por ejemplo nak'aik en toba [16]), designa la idea de camino o senda. Como señala Dasso [22], para los vecinos wichí (no guaycurúes), el término nayih hace referencia, en primera instancia, a las sendas o caminos que, partiendo del poblado que constituye el espacio de lo humano, lo conocido, lo cercano, lo familiar, se internan en el monte, que es concebido, por oposición, como el espacio de lo no humano, lo extraño, lo peligroso. La senda se constituye así en el nexo de unión que permite transitar por este espacio ajeno que es el monte, para conseguir los recursos necesarios para la supervivencia. Este tránsito se hace posible por la celebración de pactos con las potencias no humanas que gobiernan el monte. En segunda instancia Dasso señala que entre los wichí el concepto de camino (nayih), funciona como una estructura narrativa, que se utiliza para comprender y organizar la experiencia (tanto la propia biografía como los eventos míticos), que es de este modo vista como un camino marcado por hitos o pactos que posibilitan la relación con lo extraño. Entre los mocovíes (y también entre los wichí ), el término nayic se aplica también para describir un importante rasgo del cielo nocturno: la Vía Láctea. Visible en el cielo nocturno como una amplia banda de brillo difuso salpicada por manchas obscuras que atraviesa la bóveda celeste de parte a parte, la Vía Láctea es lo que podemos ver desde la Tierra de las grandes aglomeraciones de estrellas, gas y polvo de nuestra propia galaxia espiral. Para los mocovíes tiene un rol muy importante entre las constelaciones, destacado ya por los cronistas. En sus diferentes versiones, parece cumplir una función estructurante.
La Vía Láctea entre los mocovíes
La Vía Láctea y la caza del Mañik
Es la interpretación de la Vía Láctea que confirman todos nuestros informantes.
Cobra cuerpo por medio de una serie de relatos enlazados que formarían una única historia.
A continuación transcribimos algunos de ellos y destacamos sus elementos salientes.
Los Hermanos Perdidos:
A estos chicos le dejaron en el monte y estos chicos dice que se van al monte, llega la noche suben a una planta. Al otro día caminaban ellos por el monte, muy grande. Dice que ¡ahh! Le chistó una paloma. Y el otro tenía, tiene gomera, el más chiquito y el otro también tiene gomera. Pero y después el más chiquito le quería tirar con una gomera, le chistó y le dice: "no, no me tires, porque ahora le aviso, hay una señora que está haciendo fuego ahí y cuando la señora dice: `búsquenme leña, después hago fuego´ - habló la paloma- no tiene que hacer caso, si tienen que hacer caso: busquen la leña y después hagan fuego grande y después cuando la señora dice soplan más fuerte, cuando la llamarada está arriba usted dice: no ahora no puedo, tengo calor". Y el más grandecito le mandó la señora. La señora sopló el fuego, viste, cuándo le sopló el fuego la metió al fuego, pero ese antes que se cocina la teta, corta un poquito acá y sale un perrito y acá este lado sale. Por eso dos perros que están arriba, ese los dos perros que le salió de la teta de una diabla, viste, que tiene fuego y esa diabla que el carancho más antes le sacó el fuego, por eso nosotros comemos cocinado
(Marcos Gómez, Colonia Cacique Catán, 07-2000).
En su forma general este relato cuenta que dos hermanitos son abandonados en el monte. Caminan perdidos, hasta que una paloma (coviguiñic, palomita), a cambio de que no la cacen, les advierte que más adelante hay una señora poderosa, la "dueña del monte" naiataga. La paloma les cuenta que la dueña del monte les pedirá ayuda para encender el fuego, pero que su intención es comerlos. Les recomienda ayudarla a encender una gran hoguera, pero que cuando ella les pida que soplen, en lugar de hacerlo le digan que lo haga ella y la arrojen a las llamas en ese momento. Siguen adelante y todo sucede como la paloma se los había predicho. Hacen lo que ella les aconsejó, y antes de que la señora se queme totalmente le cortan los pechos y de ellos brotan dos perros. Estos perros establecen la conexión con el relato siguiente.
Los Hermanitos aparecen identificados por nuestros informantes con u y l Scorpii. En algunas versiones que recogimos las estrellas z1 y z2 Sorpii representan a las dos palomitas (coviguiñic) que advirtieron a los hermanitos. Lehmann-Nitsche [15][16] menciona por un lado una constelación formada por las estrellas u y l Scorpii, que los tobas del Pilcomayo llaman tocotó, las palomitas, y por otro la constelación de la paloma docotó, que sería la paloma que ayudó a los hermanos), y en algunas versiones hermanos y palomas se confunden.
La Caza del Mañik:
[...] ese la cruz dice, ese Mañik ese el suri. Dice que ese Mañik muy bravo, dice que tiene una sombrilla como ese, ese dice que lo sacaron abajo. Abajo tiene un sótano, vive él. Abajo la tierra este es criado abajo e la tierra es como una vibra, más grande, más poderosa. Dice que un día la abuelo dice que, bueno, cantaba, la idioma del cantaba, cantaba el abuelo dice, bueno y después se busca la persona más ágil que hay para luchar ese viste, cuando sale. Y ese el abuelo dice que cantaba toda la noche cantaba y después al siguiente día, bueno, bueno hijo, nieto, lo vamo a terminar el suri. Dice que todo el día dice que, dice que él salió, pero el abuelo dice que tenía un caballo, un caballo blanco dice. Iba pal norte y volvía y cuando venía cerca dice que iba corriendo el abuelo en caballo, pero es que es ligero el suri y el caballo de él que tiene poder también. Y el abuelo dice que es médico, dice que bueno, este, mañana, tres días dice que está luchando, corriendo así, hasta que se cansó el suri, ese que está en el cielo, se cansó dice, bueno, le silbó, bueno, paró y se ató la cola. Tenía el pañuelo el abuelito, viste y se ató la cola en el caballo y se bajó y después transformó en persona el suri, cuando se cansó, pero cansado viste. Y después a los tres días dice que bueno, mañana temprano, ya me dio la mano, parece que vamos a jundir mañana, pero dice que mañana, dijo el abuelo, bueno mañana ese el sótano que tiene, tiene hueco pero no se que parte va a salir el suri, no va a salir del hueco va a salir otra parte, dice que llevaba como diez doce compañeros, la colega del abuelo viste, y todos prepararon la horquetita, la horqueta viste, pero larga, puntando donde, donde tiene que salir. Apenas salga ese tiene que ahorcarlo, porque cuando sale aire dice, no le vamo matar. Y guay si cantaba el abuelo, cantaba, cantaba dice y salía la vibra dice, vibra yarará, de toda clase salía dice. Y los otros le mataban viste, el resto de los preparados viste, para esperar el más grande, el suri. Y va dice que sale otro lado, va un hermano está allá dice, está medio con miedo viste. Va dice que lo sopló un poquito, pero los otros le cacharon tres horquillas, de los palos eran y lo cacharon y los otros que esta al frente lo mató, con el viento, lo mató. Después siguiente esa noche cuando lo mataron ese suri, dice que anoche llovía, llovía pero sin trueno sin nada, llueve nomás, silencio, no hay rayos ni refucilo, no hay.
(Marcos Gomez, , Colonia Cacique Catán, 01-1999 )
La forma general de este relato, comenta que en la "época de los abuelos", una "víbora grande" nanaic haló (nuestros informantes designan de esa manera a la mayor parte de los seres monstruosos asociados a lo subterráneo y/o al agua) devoraba a los mocovíes y estaba a punto de diezmarlos. Esta víbora era el Mañik o ñandú, es decir el "dueño" de esta especie animal. El dueño de cada especie animal parece asumir simultáneamente, la forma de un ejemplar monstruoso o especial de la misma [24] y la de un ser serpentiforme. Nuestros informantes hablan de dueños de muchas especies animales, que parecen ejercer una protección sobre la misma. Pero este dueño que a veces parece poseer la forma de un ejemplar de la especie en cuestión, tiene también características monstruosas, que en general asumen para los informantes notas serpentiformes. Así tanto el dueño de las hormigas como el de los ñandúes es simultáneamente una "serpiente" y una hormiga o un ñandú respectivamente. Por otra parte el término "víbora grande" nanaic haló parece ser usado para referirse a un tipo de ser monstruoso que habita en regiones subterráneas y/o en pozos de agua). Su refugio era una serie de cuevas. Uno de los "abuelos", hombre "poderoso", decidió hacerle frente. Para ello persiguió, acompañado de otros mocovíes, al Mañik por toda la tierra (en las versiones actuales, muchas veces va montado en un caballo blanco). El Mañik, agotado, buscó refugio en su escondite subterráneo. Guiados por este "abuelo" los mocovíes lo hostigaron con cantos y fumando pa'a (una variedad de tabaco silvestre que siempre está asociado a la actividad de los pi'xonaq, en especial a las que tienen que ver con procurar la lluvia). Comenzaron a salir serpientes de todo tipo (los hijos del Mañik, ya que éste es también el "dueño de las víboras" (Nanaic Greta según nuestros informantes), que mataban con horquetas. Finalmente el "abuelo" les dijo que el Mañik saldría por una boca secundaria y que podrían atacarlo entonces, pero que uno de ellos tendría que morir. El Mañik sale, es perseguido, y acosado sube al cielo, mientras que el "abuelo" muere por el aliento del mismo. Después de muerto y/o desaparecido el Mañik, por la noche, llovió sin truenos.
En muchas versiones el "abuelo" es auxiliado en la persecución por los dos perros del relato anterior. Cuando el Mañik escapa al cielo es seguido por los perros.
La Vía Láctea sería el camino por el cual escapa el Mañik. El Mañik en sí es identificado en el cielo por dos asterismos distintos (ya señalados por Lehmann-Nitsche para tobas y mocovíes [13][14][15][16]:
Lehmann-Nitsche aporta una versión, según la cual, la Vía Láctea sería el camino de un casal de ñandúes [13].
En una versión toba recogida por Lehmann-Nitsche [15] de la caza del Mañik, uno de los acompañantes del cazador de la mítica ave, habría sido enviado a cuidar a las viejas que forman (como ya mencionamos) nuestra constelación de las Tres Marías. Éstas lo habrían acorralado con 5 perros (supuestamente estrellas, tal vez las Híades), para después arrojarlo a su fogón.
La Vía Láctea y las riquezas del cielo
Otra versión dada por Lehmann-Nitsche indica que las manchas blancas de la Vía Láctea serían las riquezas del cielo.
La Vía Láctea y el río de abundancia
Lehmann-Nitsche identifica la Vía Láctea con el celestial "río de pescado regaladísimo" en el que según Guevara [4] [13] iban a pescar los mocovíes trepando por el Árbol del Cielo. Él indica que según Pelleschi, para los mocovíes del Bermejo, el nombre de la Vía Láctea vista en estos términos sería nadih'l'eque [13].
La Vía Láctea y el Árbol del cielo
La idea de un árbol que sirve de eje para los tres niveles del mundo mocoví, ha sido reconocida ya por los primeros cronistas como uno de los conceptos esenciales de esta cosmovisión [4].
La importancia del concepto de eje vertical en la cosmovisión mocoví queda de manifiesto en que, según el Vocabulario de Alberto Buckwalter [12], el término para "su jefe" (lashi) es equivalente al término para "su poste vertical, parante o asta". En este vocabulario también se menciona el término lashiilec, término al que traduce como "su ídolo". El vocabulario de Buckwalter fue, como ya señalamos, elaborado en el contexto de las misiones protestantes, por lo que pareciera que la traducción que propone sugiere que la palabra puede usarse para designar a los "idolos" adorados por los "paganos" en el contexto bíblico. A la hora de valorar el alcance y sentido de este hecho, es interesante notar que la versión protestante de la Biblia editada por las Sociedades Bíblicas Unidas para usar en comunidades mocovíes[27] muestra (ilustrando el pasaje Os. 4:12 sobre la infidelidad de Israel, que adora ídolos de madera) un tronco o poste vertical.
En la versión mocoví, recogida por el Padre Guevara, el nombre del árbol del cielo es Nalliagdigua. Por este árbol subían al cielo a pescar en la Vía Láctea [4]. El mismo habría sido derribado por una mujer transformada en carpincho, debido a una falta de solidaridad. Luego de su destrucción sobrevino una gran inundación, en algunas versiones, debida al agua que contenía el tronco.
Guevara menciona también, que las flores del árbol serían estrellas.
Lehmann-Nitsche [13], identifica este Árbol del Cielo con el mistol (nahalá) o con el ombú (naccalmaíh), por motivos lingüísticos.
La idea del árbol del cielo no está explícitamente presente entre nuestros informantes mocovíes.
El árbol del cielo conectaría los tres planos del mundo mocoví. Estos son: el plano central que habitan los mocovíes o 'laua (la tierra); el inframundo (región habitada, similar al anterior, que el sol ilumina cuando en la tierra es de noche); y el cielo o piguim.
Numerosos elementos parecen indicar una conexión entre la Vía Láctea y el Árbol del Mundo. Por un lado su carácter fluvial y el ser considerada fuente de riqueza, la asimilan al relato del Árbol original, en cuyo interior hay agua. Por otro lado, las versiones recogidas por Guevara indican que trepando por el Árbol del Mundo, los antiguos mocovíes pescaban en un río que parece ser la Vía Láctea. Si bien existiría una constelación del algarrobo viejo (Mapiqo'xoic) que podría estar asociado al Árbol del Mundo, es muy probable que la propia Vía Láctea haya sido concebida en estos términos.
El análisis de todas estas versiones sugiere la existencia de una relación entre lo celeste (en particular las regiones nebulosas del cielo) y la idea de abundancia. De hecho este concepto parece ser un denominador común de las interpretaciones más confiables de las Nubes de Magallanes y al menos de alguna de las versiones sobre la Vía Láctea que mencionáramos, (en cuanto a la versión sobre la Vía Láctea como camino del Mañik, Lehmann-Nitsche [13], señala que la pareja de ñandúes que corre por el cielo a través de la Vía Láctea son los progenitores de la abundante cantidad de pichones que en primavera sirven de alimento a los mocovíes).
Como hemos visto los relatos de la Caza del Mañik y la historia de los Hermanos Perdidos forman una única historia, cuyas representaciones en el cielo ocupan una zona notable a lo largo de la Vía Láctea.
La Vía Láctea parece actuar así como eje articulador del cosmos mocoví en un doble sentido. Por un lado como Árbol o Eje del Mundo y por otro como camino (nayic) que vincula una serie de episodios. Este camino estaría jalonado por hitos, que marcan encuentros y pactos y cuya representación astronómica estaría dada por las constelaciones cercanas a la Vía Láctea.
Conclusiones
El sistema de constelaciones mocovíes es muy variado, además de las constelaciones mencionadas en este artículo, existen otras cuyas características y relaciones son objeto de futuros trabajos. Es muy poco probable que un único principio explique la naturaleza y organización de todas ellas. De hecho coexisten constelaciones fuertemente figurativas como el Mañik lacteal y otras que parecen no serlo. A pesar de ello, creemos que la hipótesis de que la Vía Láctea pensada como camino que, estructura algunas de las constelaciones más importantes, siendo simultáneamente un eje narrativo y espacial, es coherente con los datos existentes y armoniza con otros aspectos de la cultura mocoví. Creemos que se trata de una idea potencialmente muy fecunda para comenzar a comprender la organización mocoví del plano celeste.
Nos proponemos explorar con mayor profundidad esta idea, estudiando el concepto de nayic en otros aspectos de la cultura mocoví.
Agradecimientos
Debemos agradecer a numerosas personas.
Muy especialmente a nuestros informantes: el cacique Marcos Gómez, Francisco Ramón Gómez, Julia Mocoví, Anacleto Lalecorí, Justino Lalecorí, Felipa Lalecorí, Enrique Lalecorí, Sixto Lalecorí, Alfredo Salteño, Pedro Remigio Gómez, Marcelo Capanci, Bonifacio Lalecorí, Mauro Chico, Pedro Chico, y sus familias.
Por su invaluable hospitalidad y ayuda en el trabajo de campo al Director del Museo del Suroeste Chaqueño, Prof. Oscar González y al periodista Juan Carlos Canella.
Por la enorme y generosa colaboración y ayuda académica al Dr. José Braunstein, la Dra. María Cristina Dasso, el Dr. Mario Califano, el Lic. Horacio Calandra, el Lic. Pedro Parodi y la Dra Cecilia Beatriz Gualdieri
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