En 1977 se descubrió lo que parecía ser un asteroide en una
ubicación completamente inusual, entre las órbitas de los
planetas Saturno y Urano. Se lo designó 2060 Chiron
(número y nombre, como es la costumbre); poco después se
hallaron otros objetos con órbitas similares, constituyendo la
llamada familia de los "Centauros".
Sin embargo, en 1989 Chiron comenzó a mostrar evidencias de
actividad cometaria, proporcionando la mayor sorpresa en los
últimos tiempos a los investigadores del Sistema Solar.
En efecto, Chiron tiene el tamaño de un asteroide (unos 100 km
de diámetro, mucho más que los 15 km x 8 km que mide el
Halley), y ha desplegado una coma de gas y polvo mientras se hallaba a
13 unidades astronómicas del Sol (o sea 13 veces la distancia
Sol-Tierra), mientras que normalmente los cometas están
inactivos a esa distancia.
Estas características apuntan a un origen no relacionado con
asteroides o cometas normales, sino con el llamado "cinturón de
Kuiper", un anillo de objetos pequeños y helados orbitando
más allá de Neptuno, y de los cuales Plutón
sería el representante más grande y conocido.
En la imagen, obtenida por Adrián Silva y
Sergio Cellone con el
telescopio "Jorge Sahade" de
CASLEO
en 1998, se detecta la coma o
cabellera de polvo extendiéndose hacia la derecha de Chiron (el
objeto central). Como el telescopio siguió a Chiron en su
movimiento orbital, las estrellas aparecen alargadas.